Hoy era el día, el fin del mes. Elegí volver a tus garras.
Cuesta asumirlo, no me curé. Tenías razón, enloquecí.
Mis manos pintaron de sangre todas las paredes. El minúsculo destello de luz exhibía las tormentosas cicatrices. Sola entre la multitud, prisionera entre dos tétricas escaleras. Una botella medio llena de agua, un trozo de papel y la muerte en el interior. Mechas rojas, medias rasgadas, párpados como el tizón y tú. Los colores del techo, sus figuras, las historias. El aire acondicionado abofeteaba a los cuerpos. Tus manos rozaban mi espalda. Dilataciones, quemaduras abiertas en la piel y el mismo alcohol contaminado en sus venas. Cuerpos desnudos, cerebros al descubierto. El incesante ruido que desapareció con la última neurona. Esqueletos andantes, flashes que dificultan los escasos recuerdos. Dientes, una dentadura perfecta y dos mechones de cabello que se movían como un péndulo en tu cara. Voces, sombras y la verdad escondida en la única mentira.
No recuerdo porqué pero me agaché, me tambalearon, perdí el control. Cuadros, rejillas e inteligentes tatuajes. Cuerpos con la vida suficiente y pupilas en la disolución de los polvos vaciados. Gritos de dolor, risas desesperadas y el vaivén de las apretadas cabezas que escupían ironía. Los decibelios hacian su trabajo, las guitarras chocaban con los bajos y los amplificadores lloraban descontrolados.
Agitabas el líquido con dos giros de muñeca. Cruces de miradas y preguntas absurdas. La mandibula apretada, las uñas apunto de clavarse en la piel y la rigidez extrema. Ningún movimiento, el peso de mi cuerpo en la planta de los pies y el placer inagotable en cada susurro.
Dos sorbos. Tu imagen. Mi último suspiro.
DEPECHE MODE, Personal Jesus: http://www.youtube.com/watch?v=cNd4eocq2K0