domingo, 16 de mayo de 2010

¿Quién gana una guerra?

¿Quién gana una guerra?
Ni siquiera soy capaz de parpadear. Me mantengo inmóvil delante del ordenador. Inmersa en los detalles de cada una de las escenas. Los aviones blancos y rojos. Los aviones con símbolos patriotas. La facilidad de soltar los misiles. La facilidad de hacer explotar los misiles. El humo negro, gris, marrón. Personas entre el humo de colores. Personas saltando entre ese humo. Fuego. Fuego en el cielo. Fuego entre los soldados. Fuego entre las víctimas. Millones de vivos corriendo entre millones de otros menos vivos. Los vivos pisan a los muertos. Las bombas. Cada vez más bombas. Cada vez son más los bombardeados. Cada vez más las manos que agarran el armamento. Unos contra otros. Otros contra unos. Orgullo y miedo. Valientes que son cobardes. Cobardes que quieren ser valientes. Los barcos se hunden con las personas en ellos. Nadie sabe nadar en un mar donde solo hay dolor. Las caras de pánico de la multitud. Los cuerpos sin piernas. Las manos sin dedos. Los cuerpos sin alma. Las puertas cerradas. La falta de aire. Los gritos reemplazan a las palabras. Y las palabras solo forman frases sin sentido. La sangre. La sangre que se necesita o la que se pierde a la vez. La que sacan con jeringuillas. Las jeringuillas que se acaban. Las pocas miradas de esperanza. La esperanza que esconde muerte. Los gritos de odio, de culpabilidad. Gritos racistas. Los rincones que ocultan vidas. Los planes y el orden. El orden en una situación de desorden. La voz que les da órdenes. La calma llena de nerviosismo. La rapidez de las actuaciones. Actuaciones inmediatas, impensables. Los aviones. Los pilotos que suben al avión. Los artefactos que caen a su lado mientras los pilotos suben al avión. La motivación. Las cámaras que graban. Los que llevan la cámara. Los que graban el despegue. Los despegues que se quedan en tierra. Las nubes que esconden al enemigo. Los movimientos que evitan un golpe. Los golpes que se quedan en sonidos. Los sonidos que se convierten en silencios. La credibilidad en uno mismo. La confianza del compañero. Las divisiones que crean equivocaciones. Las equivocaciones que llevan a choques. Los choques de aviadores que pierden el control. Control que disminuye en la tierra. Tierra desde la que no se ve el cielo. Cielo que contempla la tragedia. Los muertos. El dolor. ¿Por qué dimos pie a todo esto? Hace no más de setenta años el mundo estaba enfrentado. Todos contra todos luchaban. Irreparables daños. Millones de desaparecidos. Incontables cuerpos sin vida. Eran las guerras mundiales. Todos las conocemos. Todos nos echamos las manos a la cabeza al recordarlo. Pero, ¿Y hoy? ¿Quién se las hecha hoy cuando siguen existiendo países en conflicto? Aún existen los vencedores y vencidos, la sangre, el dolor, el pánico, las bombas, el fuego y la muerte.
¿En 1945 se puso fin a la segunda guerra mundial?

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