Como cuerdas tensas y bien afinadas de un violín incansable e impaciente, cuerdas que día a día pelean por exponerse a un nuevo pentagrama, por crear un nuevo movimiento, por enfrentarse a la mejor de las melodías.
Nea es un Violín que inició su carrera en las modestas escuelas de un pueblo gallego, pasando por los ricos teatros de los rincones más desfavorecidos para acabar exponiendo cada una de sus notas en los más prestigiosos escenarios.
Siempre con la presencia de un público: duramente crítico en ocasiones; en otras, sin embargo, con gran y merecido reconocimiento. Ella lo almacenaba todo en la memoria de su diapasón, aceptando a aquellos que no supieron entender su peculiar y personal manera de tocar pero aprendiendo de los pequeños desafines que a veces le hicieron perder el ritmo.
Ahora afirma no ser solo aquel inocente aparato que vio crecer la ciudad gallega, ahora asegura ser todos y cada uno de esos públicos, escenarios, y singulares lugares que han pasado a lo largo de su incansable trayectoria. Decantándose por el público que le enseñó a escuchar la música de los años 70 y agradeciendo a todos aquellos “amigos” de cuerda que un día le ayudaron a ajustar sus clavijas.
Como cuerdas tensas y bien afinadas de un único instrumento capaz de almacenar un sinfín de melodías; que se equivoca de nota pero que se esfuerza por perfeccionar la siguiente.
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