lunes, 15 de marzo de 2010
Eso, jamás cambiará
Trás cinco minutos con la mirada perdida en la cerradura y una mano cada vez más nerviosa que busca en el interior del bolso negro que siempre te acompaña, consigues dar con las dichosas llaves. Abres la puerta, el calor familiar invade tu cuerpo pero la soledad te hace sentir extraña; no hay nadie, nadie sale a recibirte. Paseas por los pasillos que odiaste hace meses, ahora parecen encantarte más que nunca; sientes que no estás sola, ahora los recuerdos se convierten en los nuevos inquilinos; ya no te quejas de los muchos peldaños que tiene la escalera, ahora te paras a contarlos; a pesar de querer encontrar tu habitación cuanto antes no sigues una dirección fija, por primera vez te encuentras con miles de ellas; Al fin te sitúas delante de ese pomo y con las manos sudorosas pones más empeño que nunca en abrir la puerta que tantas veces cerraste fuertemente, victima de tus ataques de rebeldía; miras al frente clavando tus pupilas en la luz que entra por las rendijas de las ventanas de madera que tanto te gustaban; todo lo que te rodea son vivos reflejos de aquellos años. Los cuadros, las fotos, el espejo, el reflejo de la cama, las sábanas, el calor del que hablé antes, y cada rincón del pequeño escenario que representó durante tanto tiempo numerosas obras. Allí está todo guardado, por ello no pudiste evitar sentarte en el suelo y destapando cada recuerdo en tu memoria rompiste a llorar. Ahora comprendes que ya no eres la misma, que las cosas han cambiado y que no hay vuelta atrás. Tu cuerpo ya no pertenece a ese lugar, debes asumirlo, pero tu personalidad, en cambio, se ha labrado en esa casa, ha recorrido esos pasillos, ha odiado cada uno de los peldaños que ahora cuentas y ha ido dejando una huella distinta en cada una de las baldosas de la habitación que un día fue tu única y fiel amiga. Eso, jamás cambiará.
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Vaya ritmo de escritura llevas, te van a resultar útiles las noches de insomnio.
ResponderEliminarMe siento un pelín identificado, está chulo. Aunque cuidadín con el abuso de puntos y comas, jodía.